El último miércoles, 29 de agosto, fue presentado en Iquitos el libro Aguaje, fruto de la vida, elaborado por el Fondo Editorial de la Universidad San Ignacio de Loyola. Esta obra forma parte del pilar investigación que desarrolla la USIL, una de cuyas aristas es estudiar, de manera multidisciplinaria, los principales recursos naturales de las regiones del país.
Al respecto, Raúl Diez Canseco Terry, Fundador y Presidente de la USIL, dijo que la conservación de los aguajales en la región amazónica debe ser tomada en cuenta en la elaboración de las estrategias de mitigación del cambio climático. “Las emisiones de dióxido de carbono y otros gases tóxicos son originadas por la quema de combustibles fósiles, el aumento de desechos y la actividad industrial”, señaló.
Frente a esta realidad, precisó, los humedales –entre ellos los aguajales– son fuentes biológicas que captan el dióxido de carbono y los gases que causan el efecto invernadero y lo devuelven al planeta en forma de oxígeno puro.
Por su parte, el presidente del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP), Luis Campos Baca –autor del prólogo del libro–, destacó que el aguajal tiene la mayor capacidad de acumulación de carbono terrestre: de tres a cinco veces más que cualquier otro ecosistema tropical, por lo que se calcula que almacena entre el 10 y el 20% del carbono mundial.
Mientras que el gobernador regional de Loreto, Fernando Meléndez Celis, manifestó que las comunidades nativas están haciendo un gran esfuerzo por comprender la importancia de aprovechar el aguaje de forma sostenible; es decir, cosechar los frutos conservando el árbol, sin necesidad de tumbarlo completamente.
Investigaciones recientes sobre el impacto climático indican que la emisión de gases es considerada la principal causa del efecto invernadero, lo que conduce al incremento de la temperatura global de la Tierra, estimada entre 2.5 y 3 °C para mediados de este siglo.
En los últimos años, USIL ha publicado importantes volúmenes sobre la quinua (2015), el olivo (2016), el rocoto arequipeño (2017), la papa nativa (2018), el cacao (2018) y, ahora, el aguaje (2018).